lunes, 25 de mayo de 2009

Es cierta la magia de la música

Puedo confirmar de nuevo la magia de la música, y el efecto que la música hace en los niños y en todas las personas.



Después de casi un més en coma y con respiración asistida, sin saber por qué había ocurrido y qué iba a pasar, mi sobrina despertó de ese sueño profundo que nos tenía a todos el corazón en un puño.



Todo empezó por unas convulsiones que le dieron de pronto, sin saber por qué, sin saber de qué le venían.Verla con sólo dos añitos, tan chiquita, tan indefensa... y esa impotencia que te embarga por no poder hacer nada, por no tener ninguna respuesta, por no saber qué pasará o a qué le ha afectado.Su sonrisa ya no estaba en sus labios, su carita ya no tenía la felicidad de siempre, ya no se oían sus grititos, e incluso sus ricitos de oro parecía que se habían puesto mustios.Los médicos no encontraban respuesta, y contínuamente pruebas, y más pruebas, un entrar y salir de la sala de la UCI de médicos, enfermeras, y personal sanitario desconocido para ella, todos eran extraños en su mundo infantil. No nos decían las secuelas que todo ello había ocasionado, y qué era lo que le iba a pasar.



En mi diario iba contando los días, y casi cada segundo deseando que mi princesa mejorase, allí iba contando todo lo que alrededor de ella pasaba... "Hoy le he contado su cuento favorito "ricitos de oro". Pero no me ha pedido otro...","Le acabo de cantar el barquito chiquitito pero cuando acabé estaba dormida..........ssssssssssssssssssssss......que ya está dormida..........mañana cuando despierte le seguiré cantando canciones, pero ahora no se si me oye, con tantos tubos, y tantas máquinas a su alrededor....y no sabemos si mañana despertará."



Recuerdo cuando mi cuñada o mi hermano la llevaban a la cama y me llamaba a gritos diciendome " ¡el barquito chiquitito! y le cantaba el barquito chiquitito, mientras le hacía caricias en el pelo para que se fuera durmiendo . Los últimos días empezaba a cantar conmigo y yo le decía ¡ que te calles! y nos poníamos a reir las dos ... y seguíamos .....



Pués sí, ha despertado y en el fondo yo se que mis canciones le hacían compañía aunque estuviera en ese sueño profundo.



Hoy ha sido su primer día en casa, y a la hora de ir a la cama ha sido muy triste ver todo lo que esa niña ha tenido que sufrir porque no quería quedarse sola en la habitación, no quería cerrar los ojos, no quería quedarse dormida a pesar de lo agotada que estaba... se echaba a llorar y su angustia era difícil de tranquilizar.

Supongo que el verse allí sola en aquella sala llena de tubos, de máquinas, con gente totalmente desconocida para ella, contínuamente haciéndole cosas que ella consideraría "perrerías" (sacar sangre, pincharle contínuamente, darle para tomar cosas que eran medicamentos que sabían fatal...), sin su mundo... eso le había traumatizado. Pero yo le cogí la manita, le empecé acariciando suavemente la carita, le pasaba dulcemente los dedos por su bracito, y entonces le empecé a cantar con voz suave, en ese tono falsete más parecido a como cantan los niños y que había aprendido en mi clase de música... y poco a poco la magia de la música hizo efecto, se fue tranquilizando y sus pequeños ojitos se iban cerrando para quedarse dulcemente descansando porque mañana seguiremos cantando y jugando. Ahora mi princesita otra vez me envuelve con sus miles de besos, su voz aguda me grita pidiéndome que le cante, ya corre, salta, y el brillo ha vuelto a sus ojos. La música es maravillosa.



Hacía tiempo que quería haber escrito todo esto, para transmitir cómo la música me ha servido de tanto en un momento tan difícil, sin embargo me embargaba tal tristeza al pensar en esos malos momentos que no podía. Sin embargo he ido este fin de semana a Asturias y he estado con esa "alegría de la huerta" que es mi sobrinita, cómo han cambiado las cosas desde febrero, la vi tan feliz, y pidíendome canciones que por eso me he decidido a escribir y transmitir mis sensaciones, quizás sirva de ayuda a alguno de vosotros. Porque LA MÚSICA ES MAGIA.

1 comentario:

Íñigo dijo...

Uff, me he emocionmado leyendo tu relato. ¡Cuánta razón tienes!